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Sexo y Sangre



Nos adentramos en la fiesta sangrienta de las lupercales. Una festividad pastoral romana que fue tachada de impura y lasciva por la iglesia primitiva. En la antigüedad era muy común celebrar fiestas de la fertilidad, todas ellas tenían una connotación sexual dependiendo de la época y la cultura. En la antigua Mesopotamia creían que los dioses habían creado el orden a partir del caos, ofreciéndoles todo lo que necesitaban para sobrevivir, por eso se les honraba en festivales como agradecimiento. Durante el festival de los 12 días de Akitu, en el séptimo y octavo día se proclamaba el ritual del "matrimonio sagrado" para asegurar la fertilidad de la tierra en el Año Nuevo. Se cree que durante este famoso ritual, el rey tenía relaciones sexuales con una de las sacerdotisas de Ishtar.


En el Antiguo Egipto se celebraba el "festival de la embriaguez" en honor a la salvación de la humanidad. Cuando Hator se transforma en León, en la Diosa Sekhmet que estuvo a punto de acabar con la humanidad y se salvó gracias a que el Dios Ra intervino. Echó hematita en la cerveza para que pareciera sangre y en la noche inundó los campos durante la noche. La Diosa Sekhmet al ver todo recubierto de lo que parecía sangre humana, se puso a beber hasta intoxicarse, quedándose profundamente dormida, de ahí la fiesta de la embriaguez. Los arqueólogos han encontrado evidencias entre las ruinas de un templo en Luxor de que el rito anual incluía sexo, drogas y mucho alcohol. Eran muy liberales, consideraban la sexualidad como parte natural y esencial de la vida humana. El placer sexual era un regalo de los dioses, por lo que algunos rituales sagrados implicaban que sacerdotes y sacerdotisas tuvieran actos sexuales.




En Grecia se celebraban “las dionisias”, celebración más conocida como las bacanales en honor al Dios Baco. Fiestas locas llenas de gente borracha, música salvaje, éxtasis y mucho sexo. Las “Ménades” (hembras-mujeres, ya que Ménade significa loca o demente), eran mujeres borrachas vestidas como la Diosa Ariadna, esposa del Dios Dionisio, se ponían pieles de animales colgadas por los hombros y portaban una vara rematada con una piña llamada Thyrsus. Los hombres devocionaban a la Diosa, se vestían como sátiros y con aspecto de cabra, estaban en excitación permanente y se reunían en un lugar del bosque para un encuentro o bacanal sexual. En el siglo V este festival duraba seis días, donde el vino, el baile salvaje y las sustancias psicotrópicas les hacían entrar en un éxtasis o trance que los llevaba a la total desinhibición.




En Roma se celebraban las Lupercales, una fiesta pastoral de la fertilidad en honor al Dios Lupercus donde se promovía los emparejamientos aleatorios con la esperanza de protegerse de los espíritus malignos que provocaban la infertilidad. Durante esta fiesta las mujeres esperaban ser golpeadas con látigos hechos de piel de cabras, los lupercos eran mojados en la misma sangre de los animales que se habían sacrificado, ya que creían que este ritual les otorgaba la fertilidad. Los rituales tenían como finalidad invocar bendiciones para la prosperidad y encarnaban la naturaleza dual de este Dios salvaje y afectuoso, lo que llevó a que sus gentes comprendieran el ciclo natural de la fertilidad humana y los ciclos de vida y muerte. Uno de los dioses más lascivos era Pan/Fauno, representado con cuernos y su mitad inferior era de macho cabrío y Ovidio llega a nombrarlo dios de Lupercalia. Este tipo de flagelación voluntaria daba a descubrir ciertos placeres eróticos e incluso se cree que la práctica ayudaba en el despertar espiritual o estar en contacto más directo con los dioses.



Hemos de tener en cuenta que los rituales de connotación sexual y sangrienta por los sacrificios eran muy habituales en la antigüedad. Los vikingos sacrificaban animales para recibir a cambio cosas de sus Dioses, para tener suerte en las batallas o para la fertilidad, los chinos sacrificaban bueyes, los musulmanes vacas y corderos. En la India se pueden ver algunos templos antiguos con imágenes de diferentes posturas sexuales, tenían un juego llamado Chakrapuja que consistía en una reunión de hombres y mujeres por igual, las mujeres se quitaban los cholis (blusa) y los ponían juntos en una matka, un recipiente. Después el hombre cogía un choli y la dueña de la prenda era su pareja esa noche. También era muy usado por parejas, un ritual erótico derivado del tantra para alcanzar la iluminación juntos. De hecho, se practicaba la poligamia, ya que según el antiguo texto del KamaSutra, las mujeres y su placer sexual era lo más importante, por lo que se animaba a las mujeres a buscar placer fuera de su relación matrimonial o de pareja.


También relacionado con el tema de la sexualidad encontramos los ritos de “Hieros Gamos”, los matrimonios sagrados donde seres sobrenaturales implicaban un encuentro sexual entre el Dios del cielo y la Diosa de la Tierra, de esta forma se explicaban las tormentas que era el encuentro sexual y la lluvia el semen del Dios fecundado a la Tierra. Otro de los ritos es el de la prostitución sagrada o sexo sagrado, casi siempre practicado por sacerdotisas, tanto en Mesopotamia como en Grecia, en Oriente Próximo, algunas tradiciones era practicado por jóvenes que no eran sacerdotisas, el rito era una especie de iniciación a un estatus social.


La ceremonia del “Hieros Gamos” realmente es un rito de la celebración del Año Nuevo en la antigua Sumeria. Inanna, Diosa de la procreación y la fertilidad, se casaba simbólicamente con el rey Dumuzi, aunque en algunos antiguos poemas épicos se menciona a Inanna con el rey de Uruk llamado Enmerkar. Este cortejó a Inanna, esposa del rey Aratta con un templo construido con ladrillos en Uruk. Enmerkar reinó dos generaciones antes que Dumuzi, y afirma que aunque Dumuzi se asoció como el esposo-rey tradicional de Inanna, no fue el primero. A lo que este ritual no pertenece a Grecia ni a la cultura Celta, proviene de la antigua sumeria.




Por lo tanto, las celebraciones de connotación sexual eran algo muy común en la antigüedad, eran celebraciones llenas de exceso y pasión desenfrenada, de momentos de estados salvajes donde la gente desconectaba de su vida mundana y se desinhibían para dejar volar sus fantasías sexuales depravadas. No estamos hablando de que sea un ritual sexual normal, es una celebración al éxtasis en toda regla. Por eso, en un día como hoy honramos a Lilith como fornicadora de demonios, enaltecemos su lascividad y sadismo depravado, nos fusionamos con su gozo y sentimos en nuestras carnes la lujuria de ese ser cornudo que le penetra las entrañas.


Hai Lilith y Feliz Lupercalia!!!


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