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Sobre el Proyecto
HIJOS DE LA NOCHE
En el Santuario planteamos la evolución de la psique humana, para ello se ha de hacer una transición: pasar de ser de los hijos de Lilith a los hijos de la noche. Esta transición es quizá de las más duras porque potenciamos nuestra naturaleza depredadora y animal. Lilith es una entidad vampírica, te devora en tus pesadillas, con ella viajan los hijos de la noche, una legión infernal de entidades depredadoras que consumen a sus víctimas cual vampíro, por ello hacemos esta transición, para convertirnos en uno de ellos y estar bajo el manto de Lilith, bajo su protección. La naturaleza vampírica es la evolución, es darle libertad a tu mente para empoderarse. No somos una religión, sólo buscamos la inmortalidad trascendental y la sabiduría que se oculta en el inconsciente. No bebemos sangre y no mordemos cuellos, porque los hijos de la noche irrumpen de forma mental sin necesidad de eso y absorben aquello que consideran que les beneficia.
Buscando el orígen de los vampiros aparecen en algunas civilizaciones ciertos personajes de la mitología y el folclore que dan a entender esta naturaleza: se cree que para ver el origen de los primeros vampiros de la historia hay que ir a sumeria, “ki-sikil-lil-la-ke” mujer con garras que se supone que bebía la sangre de sus víctimas. Es la protectora del árbol huluppu y su nombre lo muestra: ki-sikil significa "lugar sagrado" (lil = "espíritu") y lil-la-ke significa "espíritu de agua", aunque se le dió el nombre de búho. Este demonio, espíritu o vampiro es el que vive y protege el árbol, tiene más o menos la misma apariencia o características que Inanna. Kramer tradujo ki-sikil-lil-la-ke como Lilith en la "Tabla XII" de la Epopeya de Gilgamesh y según una nueva fuente de la Antigüedad tardía, Lilith aparece en una historia mágica mandaica donde se considera que representa las ramas de un árbol con otras figuras demoníacas que forman otras partes del árbol, aunque esto también puede incluir múltiples "Liliths".
En la mitología egipcia encontramos personajes con rasgos vampíricos como “las Merut o Meruty”, aves nocturnas con cabeza humana que paralizaban a su víctima y les devoraba el alma o se comían el corazón después del pesaje en el Duat; eran las compañeras inseparables de Osiris y también encontramos a la Diosa Sekhmet, la primera Diosa de la historia en beber la sangre de todo aquel que destruye. Lamias, estrigias y otros seres con rasgos vampíricos que regresan de nuevo a nuestro mundo de la mano de Lilith, posiblemente la primera entre todas.
Por lo tanto abrazamos esta naturaleza vampírica para evolucionar en un ser mentalmente superior, donde estamos orgullosos de lo que somos como depredadores, donde forjamos nuestro instinto animal, donde somos los únicos dioses a quien seguir. Lilith es la energía demoníaca que cubre nuestro mundo. Nuestro poder surge de la propia oscuridad donde la ley que se impera es la del más fuerte. Aquí nuestras creencias son inamovibles, nuestro poder es real y donde si no se nos respeta, no habrá ni piedad ni compasión ante la inminente destrucción del enemigo. Ahora tu decides si eres la víctima o prefieres ser el depredador en un mundo corrupto y lleno de caos. Esta corriente sobre los hijos de la noche se despierta a través de la magia negra y la hechicería siniestra para cambiar y moldear nuestra realidad según nuestra propia voluntad. Una vez te conviertes en hijo de la noche se cierra el vínculo iniciático donde quedas ligado a esa energía adversarial que es Lilith. No es un camino apto para todo el mundo, las máscaras de Lilith se manifestarán en ti, los poderes infernales despertarán en tu interior y aflorarán los aspectos más oscuros de tu psique para poder proyectarlas y ponerlas a prueba en el astral. En el plano físico puede que solo seas un mortal, pero bajo el poder vampírico nocturno eres indestructible y no habrán limitaciones que puedan evitar tu propósito. Somos los hijos de la noche, la legión de vampíros que acompañan a Lilith, no hay nada que mentalmente no podamos controlar mientras el resto de los mortales duermen.