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ÉTICA SUBJETIVA DEL INICIADO
Dícese como moral: a la disciplina filosófica que estudia el comportamiento humano en cuanto al bien y el mal o conjunto de costumbres y normas que se consideran buenas para dirigir o juzgar el comportamiento de las personas en una comunidad. Desde tiempos remotos sobre todo las religiones han inculcado a sus fieles lo que está bien y lo que está mal, lo que es correcto o es erróneo, han construido su propia ética donde no hay cabida para nada que no se haya impuesto por ellos y esto crea desestabilidad con nuestro propio yo. ¿Quién tiene el poder de decidir que está bien y que está mal? ¿Por qué algunas cosas malas terminan teniendo buenos resultados? Uno de los ejemplos más simples sería que muchas veces hay que hacer el mal para conseguir un bien mayor, pero no todo podemos extrapolarlo a este pensamiento. Evidentemente somos personas que hemos recibido una educación y unas enseñanzas de nuestros padres (aunque muchas no hayan sido las adecuadas) y de nosotros depende de crear nuestra propia ética. Por eso el iniciado en el lado oscuro de Lilith tendrá que decidir qué es lo bueno y malo para su camino, lo que es correcto o incorrecto. Este tipo de ética suele tacharse de inmoral, pero volviendo a contestar a la pregunta de arriba - ¿Quién decide lo que está bien o mal? - sólo nosotros podemos decidirlo siempre y cuando respetemos nuestro entorno y no intentemos dañar por diversión a quienes nos rodean ya que esto conlleva ser responsables de nuestras acciones y decisiones, es la única forma de coexistir con el resto del mundo, de avanzar respetando la libertad de los demás.
Para que lo entendáis: hablemos de magia de sangre o magia sexual. La sexualidad siempre se ha considerado como algo sucio, una tentación del diablo, era algo que se debía hacer en casa y en el lecho conyugal, el sexo era pecado y se debía utilizar para procrear (evidentemente esta ética era solo para las mujeres ya que los hombres si visitaban los prostíbulos de la época), sin embargo, para los que nos iniciamos en un sendero oscuro la sexualidad es el placer que no eleva nuestra voluntad y nos deja ver cierto tipo de enseñanzas oscuras. Cuando sentimos placer todo lo divino desaparece porque nos centramos en disfrutar el aquí y el ahora, nos olvidamos del sufrimiento y ese sentimiento de satisfacción hace que aumente nuestras ganas de seguir experimentando, pero aun así a día de hoy es algo que no se ve con buenos ojos, sobre todo si eres mujer por esas creencias implantadas que nos llegan del cristianismo donde antes se vivía con miedo a Dios. Si no lo querías eras un hereje y te quemaban o ahorcaban por bruja, si hacías la calle para sobrevivir eras una ramera pecadora amenaza con ir al infierno y renacer en una vida llena de sufrimiento, si eras acusado de ladrón o de asesino eras condenado a una muerte dolorosa y si eras un mártir eras un peligro para la religión porque movían masas y eran como una sombra destructiva que se acercaba a destruir los dogmas que estaban impuestos. Si hablamos de magia de sangre siempre se ha tipificado con cultos satánicos y magia negra cuando en realidad no es así. La sangre es el flujo de la vida, es el poder de la feminidad en estado puro, de los ciclos de la vida, los aztecas la usaban ya en la antigüedad en sus rituales como sacrifico en honor a sus dioses, en otras culturas se usaban en ritos funerarios e incluso se vertía la sangre menstrual en la tierra mediante un ritual en las noches de luna llena. La sangre es poder y por eso es algo que también está mal visto, es amoral.
En definitiva, el iniciado en el sendero oscuro debe tener claro cuál es su ética y moral, solo él es el que puede decidir que está bien y que está mal, pero en este santuario abogamos por el respeto y por el NO daño gratuito o por diversión. Estamos aquí para crecer dentro de nuestra oscuridad y si buscamos respeto, primero hemos de respetar. Hemos de tener siempre en cuenta antes de hacer nada los pros y los contras, si nos merece la pena el paso que vamos a dar, recordad que cada acción siempre tiene una reacción y esa reacción una consecuencia de la cual hemos de ser responsables.